Los alumnos de primer ciclo de la actividad de informática (Juan, Lucía, Elisa, Natalia y Raúl) hemos realizado este cuento durante el mes Febrero:
Había una vez un conejo muy hacendoso y responsable. Vivía en un bosque, y se preocupaba
de mantenerlo todo muy limpio. Gracias a su trabajo, todo estaba cuidado: el agua estaba
limpia, no había basura por el suelo...
Pero un día las cosas cambiaron, empezó a llegar gente al bosque y a ensuciarlo todo, todo su
trabajo se venía al traste. El conejo no aguantó más y se puso a llorar. Entonces pasó su
amigo el venado, y le preguntó:
¿Qué te pasa, amigo?
Estoy triste porque la gente no quiere mantener limpio el bosque.‐ Respondió el
conejo.
El venado intentó consolar a su amigo:
No estés triste, ¡yo te ayudaré a limpiar el bosque!. Tengo una idea. Ven mañana aquí
mismo a las 9 de la mañana.
Al día siguiente, el conejito estaba ansioso por averiguar que se traía entre manos su amigo el
venado. Se levanto muy temprano y llegó media hora antes. El venado llegó a la hora
convenida.
¡Hola! –dijo alegre. Comencemos a trabajar. ¿Ves estas tablas que preparé?
Sí – respondió el conejo
Muy bien, haremos carteles sobre ellas, para que, los hombres cumplan con ciertas
normas en el bosque y así cuiden el medio ambiente.
El conejo y el venado trabajaron en equipo y durante mucho tiempo. Cuando estuvieron listos
los carteles, los colgaron en los árboles y alegres se fueron a descansar. El conejo a su
madriguera y el venado bosque a dentro.
Mientras los dos animales descansaban, unos hombres vieron los carteles, los arrancaron y
dijeron:
¿Para qué cuidar y respetar la naturaleza?
Al día siguiente, el conejo se despertó y corrió al bosque. Cuál fue su sorpresa cuando se
encontró todos los carteles tirados en el suelo. Se puso muy triste y con los ojos llorosos
exclamó:
¡Para qué cuidar la naturaleza, si todos la destruyen!
Unos niños que pasaban por allí en ese momento, oyeron lo que el conejo decía y le
contestaron:
Tenemos que cuidar la naturaleza, porque es el lugar dónde vivimos. Todos nosotros
vivimos en la Tierra.
El conejo se quedó pensativo y después de unos minutos, volvió a colgar los carteles. En ellos
ponía:
¡QUÉ BONITO ES ESTE BOSQUE LIMPIO!
¡AYÚDANOS A MANTENER LIMPIO EL BOSQUE!
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